La realidad de la ciudad no escapa a la que vive en País. Cuando vemos en los diferentes canales que los índices de pobreza crecen y que el desempleo pasa de ser una problemática de unos pocos a ser una realidad de muchos nos asombramos de lo que le sucede a quienes viven en las grandes ciudades. Pero, ¿qué pasa cuando eso llega a Salto y otras localidades que se creían exentas de ese triste momento?

En estos días se puede ver cómo aparecen carroñeros que hasta hace poco no se veían, se ve también a muchos vecinos revolviendo basura con la sola intención de encontrar algo que comer.

Sin ser partidario de ningún espacio y tratando de hablar con la mayor objetividad posible uno puede preguntarse si este es el camino porque Salto siempre fue o pareció ser un oasis en el medio del desierto y ver este panorama preocupa y mucho.

La realidad marca que la Argentina no está pasando por su mejor momento y que hacen falta tomar medidas extremas, ¿pero es el pueblo el que debe pagar los errores de los gobernantes? ¿Son los votantes los que deben ser castigados por brindarle su confianza a tal o cual candidato?

Lo concreto es que hoy Salto ha dejado de ser ese lugar que miraba la crisis por TV para ser uno de sus protagonistas y esto no es una crítica de alguien que tiene un lápiz y un papel en un momento determinado, muy por el contrario, es la preocupación de un vecino que más seguido que de costumbre ve cómo se agudiza la mala situación de una ciudad, reflejo claro de lo que pasa el país.

Esperemos que la lluvia de inversiones, los amigos, o quien deban aparecer, aparezcan y rápido, porque la gente y sus necesidades no viven de promesas semestrales ni de acciones conjuntas o individuales que eleven la imagen de tal o cual candidato.

Por lo visto, estamos en un brete del cual necesitamos salir y rápido...