LA PLATA, Septiembre 02.-(Por Marisa Alvarez) Con nuevos nubarrones en el firmamento del gobierno provincial, la política bonaerense empieza a registrar una multiplicación y aceleración de movimientos subterráneos, algunos de los cuales comienzan a emerger y a acelerarse.
En el plano estrictamente institucional, hubo en los últimos días señales inequívocas de que se complicará la sanción de la ley que le permitiría a la Administración Scioli aplicar nuevos aumentos de impuestos con la finalidad de arrimar unos mil millones de pesos a los 4 mil que le están faltando para poder pagar los sueldos de diciembre y el medio aguinaldo en tiempo y forma.
LA OPOSICION ¿UNIDA?
Ocurre que la oposición comenzó a organizarse para condicionar su voto al nuevo paquete de ajuste fiscal allí donde puede hacerlo: en la Cámara de Diputados, donde el oficialismo no tiene la mayoría propia que sí ostenta en el Senado. El respaldo a proyectos que el oficialismo no parece, hasta ahora, estar dispuesto a acompañar, será uno de los condicionamientos que buscará imponer una oposición que vio multiplicarse su malestar con el FpV el jueves pasado. Fue cuando le llenaron los palcos de militantes de La Cámpora para que la abuchearan a la hora de criticar las movidas de esa organización en las escuelas, y se sintió burlada cuando tuvo que soportar que los kirchneristas “jugaran” al “Héroe Colectivo” en sus narices.
No hay aún un acuerdo cerrado de toda la oposición para complicar el nuevo aumento impositivo. Pero viene de una experiencia inédita en ese sentido. Macristas, peronistas disidentes, radicales, la CC, el Fap y denarvaístas se unieron hace unos días para radicar en la Corte una denuncia conjunta contra el pacto fiscal nacional que le retacea fondos a la Provincia. Y parecen dispuestos a seguir por ese camino que, por lo pronto, los muestra en una posición de mayor fortaleza frente a la abrumadora supremacía -más allá de la Cámara de Diputados bonaerense- del oficialismo.
Son escasas y puntuales cuestiones institucionales las que han unido hasta ahora a esos sectores. Pero aún así constituyen una novedad en la política bonaerense que los observadores ya siguen con atención.
PERONISTAS EN MOVIMIENTO
Simultáneamente, las movidas que se vienen intensificando en el peronismo crítico, rebelde o como se quiera llamar a dirigentes y sectores que no han formalizado una salida del oficialismo -pero que en algunos casos militan ya abiertamente en la categoría de “adversarios”- empiezan a tener resonancia en el ámbito bonaerense. Con Mauricio Macri como punto común de contacto.
El jefe de Gobierno porteño aparece, en efecto, como una de las terminales de reuniones y contactos cruzados que se registraron en los últimos días entre el líder de la CGT, Hugo Moyano, el cordobés José Manuel De la Sota y el intendente bonaerense Jesús Cariglino, que mantiene a su vez vinculación histórica con Eduardo Duhalde y sintonía con Francisco De Narváez.
Por su lado, La Juan Domingo, que apareció inicialmente como un grupo de defensa del Gobernador frente las embestidas K en la Legislatura, despega del rótulo de “sciolismo puro” -o “únicamente sciolismo”- que le adosó ese primer movimiento. Y profundiza acciones “expansivas” que en las últimas semanas la mostraron asistiendo al acto de Facundo y Hugo Moyano en el Luna Park; creando “filiales” con grupos peronistas críticos del ultrakirchnerismo en otras provincias y cenando con el intendente de Tigre, Sergio Massa.
Son, claramente, movimientos de piezas incipientes, precarios, en algunos casos ambiguos y confusos, muy lejos de redefinir espacios o armados. Pero son también señales de que empiezan a emerger y a “encontrarse” situaciones que hasta hace poco no pasaban de la categoría de tensiones aisladas y subterráneas.
Quizás por eso -y porque, implacable como es, el almanaque sigue acercando el tiempo electoral- para los observadores políticos no pasó desapercibida la visita de Alicia Kirchner a Massa ni los elogios que le prodigó. Una actitud con un dirigente que viene buscando perfil propio y autonomía y se ha ganado así la desconfianza de la Casa Rosada, que para algunos forma parte de la misma estrategia de la que partió la orden de suspender el hostigamiento político sobre Daniel Scioli.
En rigor, el calendario indica que debería faltar más de un año para la hora de las urnas. Sin embargo, también hubo novedades en estos días en las preguntas que han comenzado a formular algunos sectores en los “ámbitos especializados”. Ocurre que no son sólo “representantes” del oficialismo nacional sino también provincial los que han ido con inquietudes a la Junta Electoral. Y las dudas en materia de plazos que plantean no refieren únicamente a un posible adelantamiento de la fecha de las elecciones, si no también a un eventual desdoblamiento de los comicios nacionales de los bonaerenses. (Fuente: EL DIA)