Al igual que en el resto del país los equipos grandes son lugares muy exigentes para los entrenadores, sin importar de donde vengan o los pergaminos que hayan obtenido a lo largo de su carrera.

Muchos se preguntarán si en poco más de un mes uno puede hacer un balance sobre el desempeño de un técnico en un plantel que pelea tres competencias en forma simultánea y que apenas llegó tuvo que sortear instancias definitivas.

Pues lo concreto es que al parecer sí. Y uno dice esto porque a pesar de haber llegado a la final del torneo local y habiendo empatado el primer partido de esta instancia, Abel Moralejo, amado hasta hace poco, ha dejado de ser el DT del equipo Loro.

Muchas versiones se tejen en relación a esta salida, abrupta por cierto, pero no quedan dudas de que la exigencia ha llegado al deporte local y hoy por hoy ya no queda lugar para el error.

En declaraciones recientes, el exdirector técnico aseveró sentirse sorprendido por la decisión pero la acepta porque sabe cómo es el fútbol argentino, lo que no entiende es la manera de analizar su trabajo dado que no tuvo tiempo siquiera de conformar un equipo que esté acorde a sus gustos futbolísticos.

Unos vienen y otros van, los proyectos parecen quedar en el camino por la vorágine del mercado mismo sonde si no ganás no hay auspiciantes y sin ellos el dinero no alcanza. Regla de tres simple que se mantiene vigente para todos los estratos sociales, incluso en las relaciones humanas.

Tema este para debatir si queremos ser una sociedad con valores y compromisos, donde la palabra, como hace ya tiempo no sucede, prime por sobre las decisiones o miradas del resto.