LA PLATA, Septiembre 23.-(Por Marisa Alvarez) La Gobernación elevará en breve a la Legislatura el proyecto del Presupuesto de la Provincia para el año próximo. Y como suele ocurrir con ese envío, el debate de los números del 2013 marcará el inicio de una última etapa del año siempre ríspida. Pero esta vez, abundan las señales de que, a los motivos históricos de tironeo en torno de esas cuentas, se están sumando factores inusuales de discusión que tornarán muy complejo un acuerdo.
Y todo indica que a esa pulseada se sumará la estrategia de un sector del oficialismo, orientada a sancionar antes de fin de año un paquete “propio” de leyes, impulsadas con total autonomía de lo que pueda plantearse el Ejecutivo, y de un posicionamiento inédito de fuerza de parte de la oposición, que terminarán de recalentar el clima y, al fin y al cabo, la relación entre la Legislatura y la Gobernación.
CONDICIONES Y ACTORES NO HABITUALES
Aún antes de conocer los números definidos en el Ejecutivo, la oposición -que estrena una unidad y una mayoría en la Cámara de Diputados que logró descolocar, en principio, al oficialismo- planteó un primer condicionamiento para empezar a discutir los detalles del Presupuesto: que los cálculos incluyan una previsión del aumento de salarios que se otorgará en 2013 a toda la Administración provincial.
Antes de que nada de todo esto sea formal, el Ejecutivo ya se ha mostrado inflexible frente a esa “condición”, abriéndose una diferencia que no resultaría fácil de superar, en la medida que un sector del kirchnerismo en Diputados coincidiría con la oposición en que, “sin pauta salarial, los números del año que viene resultarían un mero dibujo”.
El oficialismo -en rigor, el kirchnerismo-, por su lado, impulsa -al menos en Diputados- la inclusión en las cuentas del año que viene de una nueva fuente de ingresos para los municipios, obviamente deducidos de la recaudación de la Provincia. Y se propone, para eso, convocar a los intendentes a “participar del debate” del Presupuesto. Pero también sobre este reclamo ya ha dado muestras de inflexibilidad el Ejecutivo, desde el criterio de que, en lo que va de la gestión de Scioli, “se ha concretado un fuerte aumento en términos reales de las transferencias de fondos” a las comunas.
Las discordias sobre pautas salariales anticipadas y acerca de los recursos municipales, serían el disparador de otras discusiones inusuales sobre los términos del Presupuesto.
La oposición ya ha mostrado inquietud frente a la premisa con que -según adelantó el propio Daniel Scioli- se está efectuando el proyecto en el Ejecutivo: “un cálculo austero, con un resultado económico positivo”.
El Gobernador ha blanqueado así que se diseñará un esquema de equilibrio entre los gastos y los ingresos corrientes, esto es, sin déficit entre esos rubros, más allá de que se prevea un “bache” y una necesidad de financiamiento para afrontar vencimientos de deudas y erogaciones especiales, como algunas obras públicas. Un esquema que podría convertir el concepto de “austeridad” en un eufemismo de “duro ajuste” que, de cualquier modo, no alcanzaría sino fuera acompañado por un durísimo aumento de los impuestos.
Hay números que explican ese “riesgo”. Para llegar a un equilibrio entre gastos e ingresos corrientes, el Ejecutivo debería enjuagar el déficit operativo que calculó en el Presupuesto de este año: unos 7 mil millones de pesos, más los 11 mil millones de mayor gasto que implicó el aumento de sueldos otorgado.
De la “austeridad”, por lo demás, también da cuenta otro dato del proyecto presupuestario que ha trascendido: prevé un crecimiento general del gasto del 16%, esto es, muy por debajo del nivel real de inflación -cercano al 30%- que estiman los economistas para 2013.
LA HISTORIA Y EL CLIMA POLITICO
Pero las pulseadas que se anticipan en torno de esos números están revelando, además, un contexto político casi inédito que no puede dejar de observarse. Al margen de los juicios de valor que el antecedente merezca, lo cierto es que el debate del Presupuesto siempre generó tironeos de sectores legislativos en favor de los recursos de las comunas, pero casi nunca controversias insalvables sobre los números que pusieran en riesgo la aprobación de una ley que incluso la oposición considera una “herramienta del Ejecutivo” que la Legislatura no puede condicionar ni mucho menos negar.
Mientras tanto, transcurra esta inusual discusión por el Presupuesto, cada uno se concentrará en sancionar antes de fin de año proyectos propios. El kirchnerismo aspira en el Senado a aprobar un paquete de leyes de reforma de la Justicia y en las dos Cámaras a convertir en ley una reforma de cuánto se recauda por el juego y cómo se reparte según pautas que no han sido, hasta ahora, acordadas con el Ejecutivo que, a su vez, pretende que se aprueben límites a las excarcelaciones -por el uso de armas en la comisión de delitos- que no parece interesar al resto del oficialismo.(Fuente: EL DIA)