Semanas atrás hubo un caso que conmocionó a la ciudad de Salto: la muerte de Solange Ortiz, que terminó en una increíble marcha en la puerta de la comisaría local. Semanas después, a pocos kilómetros de allí, más específicamente en Rancagua, una madre denunció la desaparición de su hija, la cual fue encontrada en un aparente prostíbulo.

Según informó el portal de noticias Casa Martínez, todo indicaría que es un caso de trata de blancas. La joven estaba con vida y narcotizada. Tal como se dio en Salto, horas después de haber hallado a la joven, se realizó en forma espontánea una marcha reclamando por seguridad.

Por último, Rojas viene soportando como sociedad varios casos que pueden ser, en principio, cuestionables por parte de la fuerza policial. Los hechos fueron denunciados por diversos vecinos. Una de las primeras denuncias se realizó el año pasado, cuando la policía local ingresó a un domicilio para realizar un allanamiento. Seguido de esto, hubo una seguidilla de hechos “bastante raros” que señalaron el aparente mal accionar de los efectivos.

En principio, se habló de un error judicial, de que en el transcurso del allanamiento pudo haber habido algunas acciones no apegadas a los procedimientos formales. En definitiva, el resultante del hecho, es que el allanamiento fue cuestionado en varios aspectos.

El segundo caso pone en el tapete el accionar de Yamila Palacios, una de las agentes de la comisaría de dicha ciudad, que tal como publicó NOVA, se encuentra protegida por autoridades de mayor jerarquía. La misma está siendo investigada por Asuntos Internos de la provincia por abuso de autoridad, dentro y fuera de la fuerza.

El tercer caso pone en el ojo de la tormenta al secretario de Seguridad Miguel Ángel Núñez, quien fue denunciado públicamente y cuestionado en reiteradas ocasiones por un vecino de la localidad, quien además de realizar estas denuncias publicó un vídeo en las redes sociales que se terminó viralizando  y que pone en manifiesto los problemas que toda la región está padeciendo: el avance de las drogas.

Las muertes existen, el avance de las drogas es real. Las marchas marcan y expresan un problema social  que no está siendo escuchado. Los vecinos se cansan de denunciar y los riesgos crecen aún más.