El caso Fernando Carrera

Lo que se dice y lo que no se dice

SALTO, Junio 07 (Por Valeria Vizzón, de la redacción de www.SaltoCiudad.com) Que la policía arme causas y condene inocentes parece más una situación propia de una película de Hollywood que de la realidad que nos rodea. Sin embargo, sucede. Y es difícil creer, también, las inauditas versiones que los medios de comunicación dieron por ciertas en primer momento, luego de lo que se llamó la Masacre de Pompeya (¿quién lo llamó así?): que un delincuente, que dos, que tres, que cuatro, que las personas habían sido atropelladas a propósito, etc.

Es inverosímil, también, comprobar que una persona condenada por un hecho que no cometió haya estado preso durante 7 años y cinco meses, desde el 25 de enero de 2005 hasta ayer. Lo extraño es que no se hable de lo que hacía Fernando antes de ser condenado injustamente a 30 años de prisión.

¿Fernando era un laburante, era un delincuente, se había ido de Salto para trabajar, como cualquiera que se va del pueblo donde vive, o para robar, como bien gusta decir algunas voces? Quizás por eso su familia -padres y hermanos- no lo acompañó en esta dura experiencia.

De todo eso no se habla: ni en los medios nacionales (porque no conocen la vida de Fernando antes de la tragedia, ni parece que les interesara conocerla) ni en los medios de Salto. En la ciudad donde Fernando Carrera vivió, y donde vive su familia, sólo se habla en voz baja, a través  de cuchicheos, como un rumor secreto, como en un corrillo de palabras sin confirmar.

Si la misma policía que arma causas plantando pistas falsas supiera los antecedentes de una persona a la quiere condenar –aunque esta persona fuera inocente-, los utilizaría. La Justicia no está juzgando ni juzgó qué hacía Fernando antes del 25 de enero de 2005, porque para la policía no tenía antecedentes, ni para la justicia era ese el tema a juzgar.

Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora), Estela Carlotto, Juan Carr, Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz) apoyaron, junto a políticos de diferentes corrientes ideológicas, el pedido por su libertad. Voces por demás autorizadas en la opinión pública.

Para hablar, entonces, del pasado de Fernando Carrera, hacen falta pruebas. No palabras. Es ese también el papel de los medios de comunicación: averiguar, investigar, dar a conocer. Pero siempre con fuentes confiables. Si no, como las personas que no tienen pruebas, callar. (www.SaltoCiudad.com)

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