Los meses de verano, temporada de receso legislativo, lejos estuvieron de ser serenos para el concejal y ex intendente de Salto, Edgardo Burgos (Frente Progresistas), ya que el ahora edil puso el grito en el cielo ante la decisión de la presidente del HCD local, Jorgelina Acevedo (Cambiemos/UCR) de rescindir los contratos de los secretarios de los bloques unipersonales, como es el caso del espacio de Burgos.
La medida dispuesta por Acevedo, totalmente avalada por el reglamento interno del cuerpo, le puso los pelos de punta al ex Jefe Comunal, de tal forma que terminó pergeñando una inesperada estrategia al cerrar filas y conformar un nuevo bloque con el concejal Jorge Pérez Di Paola, hermano del ex candidato a intendente de Cambiemos y otrora enemigo político y personal de Burgos, Carlos Pérez Di Paola.
La flamante sociedad logró el cometido de reincorporar un secretario para la labor legislativa, tarea que recayó en el joven Andrés Gentile (identificado políticamente con los hermanos Pérez) al tiempo que se designó como “Asesor Ad-Honorem” a Leopoldo Muza, ex funcionario y mano derecha de Burgos desde que accedió a la intendencia en 2003.
Si la cosa terminara ahí todo sería normal, más allá de que algunos saltenses pueden cuestionar la validez de una alianza política entre espacios que en la teoría y en la práctica poco tienen que ver.
Pero ocurrió un ingrediente grotesco en este culebrón, que parece estar recién transitando sus primeros capítulos: hace algunos días se rumorea cada vez con mayor fuerza que sería inminente la renuncia de Gentile al cargo para el que fue designado hace poco tiempo. ¿El motivo? Al parecer el joven fue abordado en plena plaza principal de la ciudad por la dupla Burgos-Muza, quienes con modales de compadritos le exigieron al “pibe” la mitad de su sueldo mensual (unos 4500 pesos) para “bancar” la supuesta asesoría gratuita de “Leo” Muza.
En caso de comprobarse esta situación nos encontraríamos ante un hecho de fuerte gravedad institucional y que indudablemente significaría un accionar delictivo.
Esperamos que las autoridades del Concejo Deliberante tomen rápidamente nota en el asunto y activen los mecanismos necesarios para investigar una situación que amenaza con dar por tierra con los motes de “honesto” y “transparente” que Edgardo Burgos se encargó de labrar para sí mismo en toda su trayectoria pública.